Conectamos con las raíces y cuidamos lo que nos rodea: todo lo que aprendemos en nuestro huerto escolar
El huerto de nuestro colegio Sagrado Corazón de Ronda es un lugar especial. Son los alumnos de 3º de Primaria los que están cuidando este espacio y viviendo la oportunidad de conectar con las raíces y cuidar de lo que les rodea. El trabajo en el huerto escolar tiene beneficios físicos, sociales y emocionales para los chicos y supone para ellos una motivación extra para el aprendizaje. Además les conecta con el objetivo del curso: “prójimamente más humanos”.
Los alumnos han aprendido que nuestra cosecha, como las personas, necesita unos cuidados concretos. Perejil, lechugas, fresas, berenjenas… cada variedad de fruta o verdura precisa una cantidad de agua y en una frecuencia concreta. De aquí comprenden que, como en su día a día, cada compañero, familiar o desconocido es distinto y precisa de comprensión y un trato personal.
La clase se ha organizado por grupos para hacer seguimiento de cada plantación y sienten la responsabilidad de que está a su cuidado. Poniendo en práctica el trabajo en equipo, comprueban, riegan, vigilan… estimulan sus sentidos mediante el tacto y el olfato, y hasta se emocionan cuando ven aparecer algún fruto o alguna flor. Incluso recuerdan a otros compañeros la importancia de su labor si hay algún despiste.
Y es que el huerto es de todos. Aunque cada uno tenga su papel, la clase entera se siente al frente de este espacio y vigilan por conseguir el objetivo común: los frutos de su propio huerto. Aquí el trabajo cooperativo que se inicia con diferentes dinámicas en el aula tiene también su reflejo.
Al tiempo que van observando la evolución de las plantas, en clase contextualizan e interiorizan cada concepto, proceso y sentido. Qué ocurre si cambia el clima, qué hacer con las hojas secas, por qué es importante el agua y el sol… Se trata de un marco perfecto para un aprendizaje transversal. Junto a las tareas concretas, los alumnos aprenden la importancia de respetar el medioambiente y la naturaleza y se fomenta la alimentación saludable.
En definitiva, nuestro huerto escolar es un espacio de gran riqueza que promete una cosecha muy provechosa y nos hace ser “prójimamente más humanos”.
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