Hoy hace 150 años…
El 30 de octubre de 1874, hace 150 años, dos vidas se cruzaron por primera vez, y eso cambió todo. Celia Méndez, una joven viuda, regresaba a Sevilla con mil preguntas en la cabeza tras perder a su esposo. En su búsqueda de respuestas, conoció al sacerdote Marcelo Spínola, un tipo sencillo y muy comprometido que siempre intentaba ver a Dios en cada persona y situación.
Ese encuentro fue el principio de algo grande. Con el tiempo se fundó la Congregación de Esclavas del Divino Corazón. Durante diez años, Celia y Marcelo vivieron un camino de crecimiento personal y espiritual, llenos de respuestas y sueños que Dios iba guiando poco a poco.
Es interesante pensar que el Reino de Dios crece en lo cotidiano y que su tiempo no es igual al nuestro. Cada pequeño paso que dieron, cada búsqueda y cada respuesta fue un hilo que conecta a todos los que hoy formamos parte de esta historia. Es como una gran red que nos une.
Legado de amor y servicio
¿Te has planteado alguna vez cómo serías sin ese encuentro? Hoy celebramos no solo el cambio en sus vidas, sino también el impacto que tuvo en las nuestras. Este día es un recordatorio de cómo esos momentos decisivos pueden marcar la diferencia en nuestras vidas.
Imagínate cómo sería todo si Celia no hubiera decidido entrar a esa iglesia. Tal vez no estaríamos aquí, compartiendo esta historia de crecimiento, transformadora. El legado de amor y servicio que dejaron es un faro para muchos, un empujón para seguir adelante. Nos inspira a actuar, a ayudar a otros y a buscar siempre el bien en lo que hacemos. Así que, en este aniversario, no solo recordamos el pasado, sino que también nos animamos a construir un futuro lleno de esperanza y propósito.
¿Quién sabe qué encuentros nos quedan por vivir y cómo pueden cambiar nuestras vidas?
¡Celebremos todo lo que ha pasado y todo lo que vendrá!
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